LA ALEGRÍA DE LOS JARDINES

LA ALEGRÍA DE LOS JARDINES

Trabajar con niños inocentes más allá de todas las adversidades de la vida,  es el regalo más hermoso que Dios nos ha podido dejar, aun más para  aquellos que son maestros y maestras de la profesión de Educación Inicial.

En esta ocasión les contaré las experiencias vividas en mi práctica como futura educadora.

Al programa de Educación Inicial del III ciclo, tanto sección “A” Y “B” nos tocó realizar nuestras prácticas, que es la ayudantía en las diferentes Instituciones Educativas a las cuales nos designarían dentro de nuestra localidad.

Las instituciones a ir serían Aliaga, Piloto y Pichccachuri.

A mi grupo conformado por 7 integrantes nos tocó como primera Institución Educativa a asistir, al jardín de Pichccachuri Nº152.

El primer día, 12/07/2018 estábamos nerviosas, ya que aun faltaba una compañera del grupo por venir, y ya era hora de entrar a las aulas. De repente llegó, y enseguida fuimos donde la directora, para que selle y firme nuestra ficha a ser evaluada por la docente del salón a la cual cada una de nosotras entraríamos.

Entramos de pareja. A mí persona y a mi compañera Elizabeth nos toco entrar al aula de 5 años. Afortunadamente ese día también se veía la presencia de las chicas del V ciclo.

Saludamos  a la maestra y a las practicantes, e hicimos el ingreso. Los niños aún no llegaban.

Como primera actividad a realizar, la Miss Carmen nos proporciono varias hojas que eran los trabajos de los niños. Nuestra labor era colocar cada trabajo a sus respectivos fólderes de cada estudiante. Después de ello una vez que los niños ya habían llegado se dio inicio a la sesión de clases.

Como primer tema se tocó las funciones de las frutas, como proporcionador de sustancias nutritivas; para lo cual Guisela y Rosario, las practicantes para profundizar el tema decidieron hacerlo al hacer una ensalada de frutas. Concluida la sesión llegaría la hora de la merienda y luego el recreo. Finalmente la ultima sesión a tocar y la salida.

Durante todo ese tiempo pude entender que la labor de la docente es muy laboriosa; ya que hay que estar al pendiente de los niños, por la misma razón de que son demasiado imperativos.

En el recreo una de mis niñas se me cayó, entonces  vino hacia mí persona llorando, lo que hice fue abrazarla y cargarla para que de esa manera se pudiera calmar, y con un poco de ayuda de mi compañera lo pude lograr.

La experiencia vivida en carne y hueso fue muy linda y entendí que hay que mostrar mucha dedicación, carisma  y sobre todo paciencia con los niños.

"PARA EDUCAR TAN SOLO HAY QUE AMAR Y RESPETAR"