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lunes, 23 de abril de 2018

LOS TRES CERDITOS


LOS TRES CERDITOS


Había una vez 3 cerditos que eran hermanos y vivían en lo más profundo del bosque. Siempre habían vivido felices y sin preocupaciones en aquel lugar, pero ahora se encontraban temerosos de un lobo que merodeaba la zona. Fue así como decidieron que lo mejor era construir cada uno su propia casa, que les serviría de refugio si el lobo los atacaba.
El primer cerdito era el más perezoso de los hermanos, por lo que decidió hacer una sencilla casita de paja, que terminó en muy poco tiempo. Luego del trabajo se puso a recolectar manzanas y a molestar a sus hermanos que aún estaban en plena faena.
El segundo cerdito decidió que su casa iba a ser de madera, era más fuerte que la de su hermano pero tampoco tardó mucho tiempo en construirla. Al acabar se le unió a su hermano en la celebración.
El tercer cerdito que era el más trabajador, decidió que lo mejor era construir una casa de ladrillos. Le tomaría casi un día terminarla, pero estaría más protegido del lobo. Incluso pensó en hacer una chimenea para azar las mazorcas de maíz que tanto le gustaban.
Cuando finalmente las tres casitas estuvieron terminadas, los tres cerditos celebraron satisfechos del trabajo realizado. Reían y cantaban sin preocupación -“¡No nos comerá el lobo! ¡No puede entrar!”.
El lobo que pasaba cerca de allí se sintió insultado ante tanta insolencia y decidió acabar con los cerditos de una vez. Los tomó por sorpresa y rugiendo fuertemente les gritó: -“Cerditos, ¡me los voy a comer uno por uno!”.
Los 3 cerditos asustados corrieron hacia sus casas, pasaron los pestillos y pensaron que estaban a salvo del lobo. Pero este no se había dado por vencido y se dirigió a la casa de paja que había construido el primer cerdito.
– “¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme o soplaré y la casa derribaré!”- dijo el lobo feroz.
Como el cerdito no le abrió, el lobo sopló con fuerza y derrumbó la casa de paja sin mucho esfuerzo. El cerdito corrió todo lo rápido que pudo hasta la casa del segundo hermano.
De nuevo el lobo más enfurecido y hambriento les advirtió:“¡Soplaré y soplaré y esta casa también derribaré!”
El lobo sopló con más fuerza que la vez anterior, hasta que las paredes de la casita de madera no resistieron y cayeron. Los dos cerditos a duras penas lograron escapar y llegar a la casa de ladrillos que había construido el tercer hermano.
El lobo estaba realmente enfadado y decidido a comerse a los tres cerditos, así que sin siquiera advertirles comenzó a soplar tan fuerte como pudo. Sopló y sopló hasta quedarse sin fuerzas, pero la casita de ladrillos era muy resistente, por lo que sus esfuerzos eran en vano.
Sin intención de rendirse, se le ocurrió trepar por las paredes y colarse por la chimenea. -“Menuda sorpresa le daré a los cerditos”, – pensó.
Una vez en el techo se dejó caer por la chimenea, sin saber que los cerditos habían colocado un caldero de agua hirviendo para cocinar un rico guiso de maíz. El lobo lanzó un aullido de dolor que se oyó en todo el bosque, salió corriendo de allí y nunca más regresó.
Los cerditos agradecieron a su hermano por el trabajo duro que había realizado. Este los regañó por haber sido tan perezosos, pero ya habían aprendido la lección así que se dedicaron a celebrar el triunfo. Y así fue como vivieron felices por siempre, cada uno en su propia casita de ladrillos.


UN MUNDO MÁGICO: Pedro y el lobo



PEDRO Y EL LOBO

En un pequeño pueblito de campo, había una vez un pícaro muchacho que salía todas las mañanas a pastar sus ovejas. Mientras descansaba tumbado en la yerba, el muchacho ocupaba su pensamiento con bromas y ocurrencias para asustar a los nobles habitantes de aquel pueblito.
Un buen día, decidió divertirse de lo lindo, y bajó corriendo la colina desde donde pastaba. “¡Auxilio! ¡Viene el lobo!” gritaba con toda la fuerza de sus pulmones una y otra vez. Los campesinos del lugar, se armaron de maderos y cuchillos y salieron al encuentro del muchacho para socorrerlo.
Sin embargo, al ver al pícaro soltando enormes carcajadas, comprendieron que se trataba de una broma de mal gusto, por lo que regresaron a sus casas muy enfadados. El joven había reído tanto, que quiso repetir la broma una vez más, y esperó a que los campesinos volvieran a sus labores para comenzar a gritar.
“¡Auxilio! ¡Viene el lobo!” y salieron nuevamente las personas a socorrerlo, solo que esta vez, terminaron aún más enfadados por las risotadas burlonas del jovenzuelo. Al día siguiente, el muchacho se dispuso a pastar sus ovejas como de costumbre, cuando sintió un gruñido espantoso a sus espaldas. Al volverse, notó la presencia de un temible lobo que le acechaba mostrando sus dientes.
“¡Ayuda por favor! ¡Auxilio! ¡El lobo está devorando mis ovejas!” pero las personas, creyendo que se trataba de otra de sus bromas, hicieron caso omiso a los gritos del joven. Y cierto es, que por más que se empeñó en pedir auxilio, los campesinos continuaron realizando sus labores sin prestar atención.
De esa manera, el lobo se zampó, una tras otra hasta no dejar ninguna, todas las ovejas del muchacho, a quien jamás se le ocurrió volver a bromear con los habitantes de aquel pueblito, pues aprendió que la mentira y el engaño nunca traen provecho alguno.





MI PRIMER JUGUETE: DOLI


DOLI

La primera vez que recuerdo haber tenido mi primer juguete, fue a los seis meses. Mi mami me regalo un peluche blanco con su faldita y su nombre era Doli. Como era tan pequeña no podía sujetarlo, por eso mi mami siempre me lo ponía a un costado.

En todas las fotos que me tomaba cuando era un bebé siempre salía con Doli, pues éramos inseparables.

Pasaron los años y ella aún estaba a mi lado. Hasta que un día desapareció, no recuerdo con exactitud cómo fue.

Hoy en día tengo 19 años, y aun la recuerdo. Ella es parte de mí, ya que por medio de Doli puedo sentir el gran amor que mi madre siente por mí.





lunes, 16 de abril de 2018

EN BUSCA DE MI VOCACIÓN



EN BUSCA DE MI VOCACIÓN

Mi nombre es Yadhira Fiorela Yauyo Poma. Actualmente vengo cursando el programa de Educación Inicial en el Tercer Ciclo, en el Instituto de Educación Pedagógico Público "Puquio".

Sin más redundancia, les contaré con más detalles todas las experiencias por las cuales he tenido que pasar para llegar hoy en día al Centro Educativo Superior en el cual curso mis estudios superiores.

Al terminar la secundaria el deseo de toda persona es postular e ingresar a una prestigiosa Universidad y ser el orgullo de la familia, la mía no era la excepción. Mi más grande sueño era alcanzar ser una Licenciada en Contabilidad, pero por circunstancias de la vida lo que en un principio anhelaba sólo quedaría ser parte de una ilusión.

La vida me dio una nueva oportunidad de seguir mis estudios superiores, pero esta vez no en una Universidad, sino en un Instituto. Y así fue como llegué a formar parte del Instituto de Educación Superior Pedagógico Público “Puquio”. Al inicio elegí ser una Docente en Educación Inicial sólo por ocasión y no por vocación; pues en mis planes nunca estuvo en considerar estudiar dicha carrera y mucho menos quedarme. Fue tanta la presión por mí misma, hasta que llegue al punto de retirarme y dejarlo todo, pero al reflexionar pude entender que las cosas se dan por algo y que no debía de desaprovechar esa gran oportunidad que Dios, la vida y mis padres me la daban.

Una de las historias que más me marco, fue las experiencias vividas por el docente de Investigación, pues en cierta ocasión nos relató cómo llegó hacer un educador. Lo que en un principio era por ocasión se convirtió en uno en uno de los placeres más codiciosos.

Hoy en día curso el III Ciclo, si bien es cierto aún no me siento tan a gusta por mi elección, pero tengo muy en claro que ejercer la profesión de docente es una carrera muy hermosa, ya que te encuentras rodeada por aquellas personitas que hacen de ti un ser que quiera dar todo de sí, con el único fin de darles una mejor calidad de vida. Ser maestra(o) es una tarea muy difícil, ya que requiere de mucha responsabilidad, pero no imposible, pues con pasión y voluntad uno puede lograr muchas cosas.

Mi objetivo como persona es ser parte de esa vivencia. El rol de una maestra de Inicial es configurar la personalidad de sus niños y sobre todo son la raíz de su formación, pues ellos son la futura generación, son el futuro y el presente de una nueva sociedad. ¿Qué pasará?, no lo sé; sin embargo, lo más primordial para mí en estos momentos, es voltear la cara de la moneda, lo que en un inicio se dio por OCASIÓN ahora será por VOCACIÓN. No me rendiré hasta conseguir lo que verdaderamente quiero, y lo que quiero es ser una DOCENTE EN EDUCACIÓN INICIAL.

Esta es una pequeña parte de mi historia y espero que les haya sido de su agrado, y para concluir solo les puedo aconsejar que siempre se encomienden a Dios antes de emprender un nuevo proyecto, así mismo, agradecer a sus padres por el apoyo que les brindan y apreciar por la más pequeño que sea todo lo que te dan, eso es ser humilde. Y nunca olvides esto: “Si te rindes cuando las cosa recién empiezan a ponerse difíciles, nunca lograrás nada que valga la pena”.

Hasta una nueva oportunidad. Cuídense mucho.


LA EDUCACIÓN NO CAMBIA EL MUNDO, CAMBIA A LAS PERSONAS QUE   VAN A CAMBIAR EL MUNDO